miércoles, 31 de octubre de 2012


Deudas de amor

Probablemente nunca te dije te amo,
o no te lo dije con palabras sinceras,
desnudas de adornos inútiles,
como nuestros cuerpos tantas veces
empapados en sudor y saliva,
entregados el uno al otro
en ese juego que llaman amor,
aunque no siempre se conjugue el verbo
aunando impulsos y sentimientos,
porque siempre un te quiero a tiempo
alivia el instante y engrasa
las ruedas vivas del engranaje
que forman, girando a dúo,
nuestros cuerpos en la danza
que marca el compás de los corazones
latiendo en ritmo de pasión desenfrenada.
Siento no habértelo dicho entonces,
las palabras no dichas se enquistan
y forman callo en el sentimiento
y el alma se insebiliza poco a poco…
Por eso, mujer, te digo que te amé
y aún te amo, aunque ya no me oigas,
aunque parezca sentimiento vano,
pues quiero morir tranquilo
sin deudas de juego olvidadas
en un rincón de un alma oxidada
pero sensible, aún, a los efluvios
del recuerdo de nuestro amor mundano.

Las Rozas, octubre de 2012