miércoles, 11 de julio de 2012


Vanitas vanitatis
 
Te miras en pupilas asombradas
de tu verborrea impenitente,
y decides que te sientes ligero,
y que tu ánimo vuela sin ataduras;
y te ves como un semidiós alado
con el ego de si mismo pagado
que te deslumbra y te ciega;
y solo escuchas atento tu discurso
sordo al resto de sonidos del ambiente,
y castigas impertérrito los oídos
de tu entregado auditorio,
sin reparar en sus anhelos,
sin navegar en sus sueños,
náufrago de tu arrogancia,
interno mar proceloso
en el que se hunden tus sentimientos,
sensibilidad soterrada en el lodo
que acumularon los años
de impasible devenir cotidiano.



Mediterráneo, junio de 2012