viernes, 18 de abril de 2014

La palabra y los silencios


Maldigo los silencios
que sembraron el caos
en tus sentimientos.
Me duelen tus lágrimas
que asolan unos ojos
llenos de luz,
pero vacíos de esperanza,
gotas saladas
que salen del mar
proceloso de tus pensamientos
heridos de incomprensión,
cuando las palabras
se estrellan en el muro
que tus defensas
han levantado.
Pero dulce es aquella
que amaina y sana
el ánimo atribulado,
bálsamo renovador,
que devuelve las aguas
a su cauce sereno.
                   Escúchala...
y renueva tu fe en ti,
recupera la alegría
y guarda las perlas
de tu quedo llanto
para causas más meritorias.
Ríe, salta, grita,
y acepta el abrazo
de quienes
solo tu sonrisa
                   esperan...