sábado, 15 de febrero de 2014

Tormenta

Siento horrorizado
como mi voz,
de natural pausada,
se convierte
en trueno horrísono
y en mis ojos,
miopes
y de mirar sereno,
se adivinan rayos
y relámpagos refulgentes
que delatan
los nubarrones sombríos
que pueblan,
a mi pesar,
mis circuitos lógicos,
en defensa,
Dios sabe porqué,
de algo
que ni me va ni me viene.
Compruebo,
con horror,
que mi pasión
no controlada
provoca tormentas
difíciles de manejar.
Pierdo el rumbo
por un momento
y, así,
no soy capaz
de navegar
entre el amor 
y la amistad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario