Extendí los brazos en la noche
sentir tus labios
que antes, recuerdo, eran tibios,
abrazar tu cuerpo
tantas veces cercano...
pero desperté con la angustia
de sentir que los sueños, sueños son,
y que, al despertar,
se pierden en la vigilia
de los afanes cotidianos...
Bien! Estos sueños se quedan todo el día pegados a la piel, recordándote que en sueños no se vive, pero se siente.
ResponderEliminarMuy bonito
Un beso
Ana, ¿no te ha pasado alguna vez?
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